Chesco alumni | Laura de Olga

El estudio de Laura De Olga está situado en plena naturaleza, en la montaña central asturiana. Inspirada e inspiradora, completó su formación de astillera con el modelado 3D, ampliando su oferta y combinando el trabajo artesano con las últimas tecnologías. ¡Descubre cómo dio ese salta cualitativo!

¿Quién eres y a qué te dedicas?

Laura De Olga es mi negocio de joyería en el que desarrollo piezas personalizadas y por encargo gracias a las nuevas tecnologías implantadas a raíz de conocer a Chesco Díaz y cursar estudios con él. Empecé trabajando de forma totalmente artesanal hace unos 8 años y, ahora, gracias a MatrixGold, puedo desarrollar diseños que antes serían mucho más laboriosos e incluso inalcanzables en mi pequeño taller.

Antes de formarte como modeladora 3D de joyería, ¿a qué te dedicabas? ¿Qué te empujó a capacitarte y qué formación realizaste?

Como decía, yo me dedicaba exclusivamente a la joyería artesanal. Las ganas de crecer y conocer nuevas técnicas de joyería, la curiosidad y la motivación de seguir aprendiendo siempre fueron los motivos que me impulsaron a adentrarme en el modelado. Me formé en MatrixGold haciendo dos cursos y Chesco se molestó en darnos muchos conocimientos de Rhino para que siempre tuviéramos la base de todo lo que hacíamos, aunque MatrixGold facilite muchas funciones.

¿Cuál es tu opinión sobre el curso y sobre el software que usas en particular?

Los cursos son muy completos. Desde la primera clase ya te permiten crear piezas, lo que hace que te motives y, desde luego, que te enganches al aprendizaje. Mis clases online eran con más alumnos, lo que permitía compartir conocimientos con otros compañeros y aprender de ellos también, además de resultar muy amenas. Personalmente, yo uso MatrixGold, software enfocado absolutamente a la joyería con herramientas específicas que permite creaciones rápidas, remodelaciones de una misma pieza con apenas un click, variaciones de una misma pieza de una forma muy cómoda

¿Qué ha supuesto para ti aprender a modelar? ¿Sientes que te ha abierto nuevas puertas?

Aprender a modelar no sólo me ha abierto puertas; me ha abierto un mundo nuevo. Me salieron oportunidades laborales, me permitió conocer gente increíble y grandes profesionales. Dentro de mi trabajo, he conseguido ganar clientela al poder crear piezas con mayor precisión y perfección, desarrollar ideas que, realizadas a mano, me eran inviables. Se crea un proceso indescriptible en el que las ideas fluyen a medida que avanzas en los estudios, y ves cómo mejoran los diseños

Hay personas que descartan la formación de modelado 3D porque les resulta «impersonal». Otros, porque se les hace un mundo la informática en general. ¿Qué les dirías, cuál es tu opinión al respecto? En tu caso, ¿te ha resultado difícil aprender?

No se puede hablar de formación “impersonal” cuando Chesco se desvive por buscar todas las fórmulas para estar disponible. Además, las clases son participativas y dinámicas. Personalmente, he sentido tanto al formador como a los compañeros como si los tuviera al lado y, a día de hoy, mantengo contacto con muchos de ellos, así que el término “impersonal” no se puede aplicar en este caso en concreto. Respecto al miedo informático, he de confesar que yo era una inútil tecnológica. No sólo he desarrollado conocimientos de modelado sino que todo ello me ha llevado casi sin querer y con gran facilidad a ponerme al día en otros temas y estoy muy orgullosa de ello. O avanzamos o nos quedamos atrás en un mundo en el que las tecnologías nos facilitan la vida y, además, nos unen.

¿Crees que el modelado 3D limita o potencia la creatividad?

Sin duda alguna, el modelado 3D potencia la creatividad. ¿Por qué? Esto es casi como un juego que engancha: de una pieza puedes sacar mil variaciones por ese ansia que te genera el seguir trabajando y desarrollando formas. Estás en continua formación y crecimiento.

¿Qué le recomendarías a alguien que esté valorando aprender a modelar joyas en 3D?

Que no lo dude porque no hay nada que perder. El conocimiento nunca sobra y estoy segura de que acabará como yo, ilusionada y enganchada al aprendizaje continuo. Las pautas son sencillas: constancia, un buen formador como Chesco y tener ganas de aprender. Otra cosa muy importante es hacer caso al formador en todo aquello que te aconseje, e intentar invertir en lo que realmente es básico para poder trabajar. Digo empezar por lo básico porque es cierto que es un mundo “vicioso” y todo se nos apetece, al menos a mí. Mejor empezar con lo que sea imprescindible pero bueno, y luego ir creciendo en función a las necesidades de cada uno. Chesco siempre está dispuesto a asesorarte en esos campos.